Imagina que acabas de despedirte de la preocupación y ahora estás sentado pacíficamente sólo bajo el sol.
Tome algunas respiraciones lentas y profundas mientras imagina el sol brillando sobre ti. Ve los rayos de luz amarilla que llegan desde el cielo hasta tu piel.
Mientras sigues respirando profundamente, siente el calor de los rayos del sol en tus mejillas… en tus brazos… en tu espalda… en tus piernas.
Imagina que estás respirando toda esa luz y calor dentro de ti. Imagina el calor que viaja a través de tu cuerpo, calentando tu interior. Siente el calor dentro de tu cabeza, dentro de tu corazón, dentro de tu estómago. Mantén esa sensación de calidez en tu interior mientras respiras más lenta y profundamente.
Ahora imagina que la luz viaja en la otra dirección. Tu eres la luz. Tu eres el sol. Ve y siente los rayos de luz que salen de tu cuerpo, calentando e iluminando todo lo que te rodea.
Toma algunas respiraciones lentas y profundas mientras calientas el mundo con la luz del sol, y cuando esté listo, abre los ojos.
A medida que avanzas en tu día, ve si puede mantener tu luz brillando dentro de ti y hacia el mundo.